La reparación de electrodomésticos no es el futuro, es YA.

El no reparar se va a acabar porque la reparación de electrodomésticos no es el futuro, es YA. 

Ya no es un secreto, la reparación de un aparato eléctrico genera más ingresos hoy en comparación con la compra de un aparato nuevo. Mejor dicho, empiezan los tiempos, tan deseados, en que no tenemos que tirar un aparato y comprar uno nuevo solo porque se ha averiado. Y lo mejor, ten en cuenta que en Málaga también hay servicios de reparación de electrodomésticos muy eficientes y asequibles. Pero vayamos con el grueso de la información porque esto… te interesa.

La reparación de electrodomésticos no es el futuro, es YA.
La reparación de electrodomésticos no es el futuro, es YA.

¿La lavadora que compraste hace unos años se descompone y la pieza es demasiado cara? ¿Te dicen que es mejor que compres una nueva? ¿El mando a distancia ya no funciona y no puedes encontrar uno nuevo? ¿Estas cosas solo me pasan a mi? ¡Por supuesto que no! Es la obsolescencia programada y por fin se le está declarando la guerra desde varios frentes.

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Que los electrodomésticos no duren como solían ser no es una leyenda urbana. Es una realidad. La llamada obsolescencia programada, que no es más que el acortamiento de la vida útil de los dispositivos a través de varios canales para que compres otro, afecta a la mayoría de los dispositivos eléctricos que utilizamos en nuestra vida diaria.

Tan grave ha llegado a ser la cosa y tan poca vergüenza han demostrado algunas, muchas, marcas, que la Comisión Europea obligará a todos los fabricantes a disponer de repuestos para los dispositivos hasta diez años después de su venta. Lo cual quiere decir que la obsolescencia será de, al menos diez años, pero algo es algo. La medida ya entró en vigor en 2021.

La decisión del organismo europeo no convence del todo a los grupos de consumidores, que piden una mayor implicación de las instituciones. Y es que, al parecer, existen fórmulas más efectivas para alargar la vida de los electrodomésticos que garantizar la sustitución de piezas por un período fijo. El simple hecho de ampliar la ley de garantía de productos de dos a cinco años permitiría ahorrar un total de 64.000 millones de toneladas de materias primas y 42.000 residuos en el continente europeo.

El mercado actual no tiene solo un problema de sustentabilidad, sino de alentar a los consumidores a anticipar su próxima compra. La realidad muestra que compramos productos que duran menos que el dispositivo al que reemplazan, con el consecuente impacto en nuestra economía y el medio ambiente.

¿Cuando perdimos la cultura de la reparación?

Pues no se, pero ahora, empresas como Apple están obligadas a detallar el índice de reparabilidad de los productos que venden en Francia. Porque si, la compañía Apple había tomado varias medidas en los últimos años encaminadas a dificultar la reparación de sus dispositivos y se ha encontrado con la horma de sus zapatos.

En noviembre de 2018, declaró que el iPhone 5 era un producto obsoleto y suspendió el soporte de “hardware” para ese modelo. Un año después, aseguró que los usuarios que quisieran reparar ellos mismos su iPhone se arriesgaban a dañar sus componentes, y que el costo de sus reparaciones excedía lo que se cobra por este tipo de servicio.

Los teléfonos móviles son uno de los productos más afectados por la obsolescencia programada. Está claro que esto de limitar la vida útil de los dispositivos para fomentar el consumismo lo sufrimos todos y todas, y no en silencio…

Un 77% de los ciudadanos de la UE preferirían reparar sus productos que comprar otros nuevos, pero en última instancia tienen que reemplazarlos o tirarlos porque están frustrados con el costo de las reparaciones o el mal servicio técnico brindado por las empresas de fabricación.

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La mayor demanda de servicios de soporte técnico para la reparación de electrodomésticos desde el inicio de la pandemia significa que los talleres independientes de los gerentes de marca están jugando un papel clave para satisfacer la demanda. La pandemia de COVID-19 sin duda ha tenido un impacto económico significativo en las familias españolas y esta economía española, muy dependiente del turismo, se ha visto gravemente afectada desde el inicio de este fenómeno histórico en marzo de 2020, que tanto ha cambiado nuestras vidas en los últimos meses. Las restricciones a la movilidad de la población, así como el cierre temporal de determinados comercios y lugares de trabajo, han provocado un deterioro del consumo en general, y en particular, de productos clasificados como no esenciales. Las compras por Internet han aumentado exponencialmente en los últimos meses, sin embargo, Internet facilita la compra de productos pequeños que son fáciles de transportar y dificulta la compra de productos más grandes como automóviles.

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La venta de estos productos más grandes y costosos se ha observado de manera espectacular, tanto por las restricciones de movilidad como por el impacto económico de la pandemia. En el caso de los electrodomésticos, este deterioro en el número de ventas ha provocado la explosión de la reparación de electrodomésticos.

La demanda de servicios de reparación de electrodomésticos ha aumentado significativamente respecto al periodo pre pandémico. El aumento de la demanda de estos servicios de reparación es de aproximadamente un 70%. 

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Más barato

Una reparación siempre tendría que ser más barato que comprar una máquina nueva.

A no ser que la marca haga esta lógica algo totalmente imposible. Este es el ahorro más directo que notarán los consumidores con la ley de “Derecho a Reparación” impulsada por la Comisión Europea.

Bruselas también cree que los nuevos requisitos de eficiencia energética reducirán nuestra factura energética. La UE considera que los nuevos límites de consumo para lavadoras y lavavajillas permitirán ahorrar 711 millones y 16 millones de metros cúbicos de agua respectivamente. En total, la Comisión Europea espera que cada ciudadano ahorre una media de 150 euros al año.

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En España, ya se está trabajando en el índice de reparabilidad, una clasificación de los electrodomésticos y dispositivos electrónicos según distintas variables, como la disponibilidad de repuestos o la facilidad de desmontaje. Cuando entre en vigor resultará en un sello con una mención que será claramente visible en el embalaje del producto, a la manera de lo que ya está sucediendo en Francia, donde opera desde enero de este año.

Dentro de poco conoceremos las nuevas etiquetas energéticas para televisores y electrodomésticos que entrarán en vigencia el 1 de marzo.

El índice de reparabilidad consiste en una clasificación de dispositivos eléctricos y electrónicos en una escala de 0 a 10 puntos que se asignan de acuerdo con cinco criterios objetivos. Para el cálculo del índice se tendrá en cuenta la documentación aportada por el fabricante para la reparación y facilidad de desmontaje del producto. También agregará en el cálculo la disponibilidad de repuestos, la relación entre el precio de los repuestos y el producto original, así como otros criterios específicos según la categoría AEE.

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Cada escala tendrá un máximo de 20 puntos. El índice de reparabilidad se calcula sumando todos los puntos y dividiendo el resultado por 10. Serán los propios fabricantes o importadores quienes calcularán el índice de los equipos eléctricos o electrónicos que vendan, de acuerdo con los parámetros establecidos.

Las autoridades de vigilancia del mercado y del consumidor serán las que se aseguren de que el etiquetado sea correcto. El objetivo es incentivar, tanto entre consumidores como entre fabricantes, la reparabilidad como medio para reducir la huella ecológica y el impacto ambiental de las compras.

En productos eléctricos y electrónicos tenemos un consumo muy alto, y eso implica consumir una serie de minerales y recursos no renovables, por lo que hay un fuerte impacto ambiental. Esta dimensión no es considerada por las empresas, que muchas veces establecen mecanismos de obsolescencia programada, es decir que los productos se vuelven obsoletos cuando el fabricante lo determina, porque le da la real gana. ¡Y eso, se tiene que acabar!

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