No hace tanto que Australia estaba sumida en lo que muchos aceptaron que sería la peor crisis del país en dos mil veinte. Los rayos provocaron incendios que asolaron el sudeste de Australia, quemando por lo menos 7 millones de hectáreas de tierra seca.
abril 2020
Todo por años de sequía, la catástrofe deambulaba por el continente destrozando cerca de tres mil hogares. Miles y miles de personas se vieron obligadas a buscar alojamiento temporal en propiedades de alquiler y hoteles.
Muchos aún están allá, escuchando recordatorios diarios para «quedarse en casa» para detener la propagación del coronavirus… como si pudiesen.
Reconstruir la casa tras un incendio forestal puede llevar meses, o años. Deben realizarse evaluaciones de seguros, adecentar la tierra, regresar a trazar los límites y conectar los servicios esenciales como la electricidad y el agua.
Los planes han de ser redactados, presupuestados y aprobados.
Mas lo más esencial es que los dueños deben decidir si están prestos a quedarse y exponerse a perder todo nuevamente.
«Mucha gente se da cuenta de lo que sucedió, y el nivel de trauma todavía es muy alto», afirmó el arquitecto técnico Tim Lee, quien estaba efectuando seminarios sobre de qué manera reconstruir en urbes perjudicadas por incendios en Nueva Gales del Sur ya antes del aislamiento del coronavirus.
Las medidas forzaron a todos. Muchos australianos escogen vivir cerca de la selva para sentirse más cerca de la naturaleza. De manera frecuente viven en residencias de madera, en ocasiones por caminos sin sellar rodeados de árboles.
Puede parecer pacífico, mas los consultores SGS Economics & Planning estiman que por lo menos veintidós millones de australianos que viven en estas áreas corren un peligro alto y extremo de perder sus hogares por incendios forestales.
Esto es debido a que la enorme mayoría de sus casas fueron construidas hace décadas, antes de que se introdujesen los estándares de construcción actuales, y cuando se pensaba poco en disparar. Mas con la crisis climática generando condiciones más cálidas y secas, los arquitectos afirman que es más esencial que jamás diseñar para incendios forestales antes que se vuelvan más intensos y difíciles de supervisar.
Y afirman que es posible crear una casa resistente al fuego que no se parezca a un búnker, que funcione con el paisaje en vez de añadirle comburente a un fuego colérico.
Peter Guest inspecciona lo que quedó de su hogar tras los desastrosos incendios forestales el siete de febrero de dos mil nueve, un día ahora conocido como Sábado Negro. Más de ciento setenta personas murieron y toda la urbe de Marysville fue destruida.
Origen: The Australian architects designing homes to withstand bushfires
