Tras los asoladores terremotos de dos mil once, el gobierno de N. Zelanda precisaba reconstruir Christchurch a escala y en un plazo, sin precedentes nacionales.
Como una parte de su Plan para la Restauración, el gobierno designó un nuevo Circuito de Servicios de Justicia y Urgencias como uno de los dieciséis ‘proyectos ancla’ precisos para la regeneración. El Circuito sería el primer gran edificio gubernativo completado en la reconstrucción de la urbe.
Siguiendo el informe del gobierno de un edificio público enormemente alcanzable que representa su compromiso con la urbe, el equipo invirtió el modelo de justicia ‘defensivo’ centrado en la sala del tribunal, centrándose en la experiencia de sus usuarios finales. El proceso de busca de justicia de forma frecuente fue experimentado como intimidante y agobiante por los usuarios legos del sistema judicial.
Al reconfigurar la edificación de Justicia a fin de que fuera más abierto, alcanzable y centrado en las personas, el Circuito podría ofrecer una mejor experiencia para el usuario final al paso que conserva la gravedad y la seguridad que se esperaba de una enorme inversión civil.
Las personas y el sitio asimismo juegan un papel esencial en el diseño del circuito. El nombre Te Omeka y un enorme pedazo de pounamu, una piedra sagrada maorí, fueron regalados al ala de Justicia por la tribu maorí Ngāi Tūāhuriri, los custodios culturales de la tierra. Los acabados exteriores y también interiores están imbuidos de referencias indígenas maoríes; patrones grabados en piedra, tallados en madera y cortados en paneles de metal que brindan familiaridad al público maorí y nos hablan de interacciones pasadas y futuras entre los maoríes y la Corona.
El complejo completado es considerado por Ngai Tūāhuriri como ejemplo de una triunfante reconstrucción y cooperación restaurativa con el Gobierno.
Abierto y alcanzable en su forma pública, el Circuito había de ser seguro y enormemente resistente en su función civil.